José Ricardo Ventura. |
José Ricardo Ventura.
Cifras alarmantes son presentadas casi a diario en los distintos medios de comunicación de la República Dominicana de hechos vandálicos en la que están envueltos menores de distintos sexos, sin que hasta el momento se hayan tomado los correctivos de lugar.
Pero ahí viene la pregunta ¿Quiénes son los culpables del comportamiento de estos menores?.
Es bien sabido por todos, que en los distintos barrios de la capital y el interior del país la proliferación de los llamados colmadones, drean, billares, bulevares, casa de citas, espacios libre de prostitución, chicas celulares, fiesta del semáforo, baile de la espuma, junto a las páginas calientes en la que ofrecen sus servicios sexuales, son parte de estas actuaciones de los llamados menores.
Pero hay un fenómeno que desde las estructura del Estado no se esta tomando en cuenta y no deja de ser la piedra angular de todo este problema y que hay que llamar a la atención es “La Familia”, desde hace varias décadas a los menores los padres lo han soltado para que se defiendan en las calles, en muchos casos lo tienen como chivos sin ley, no le dan seguimiento diario a sus comportamientos.
Padres irresponsables les entregan las llaves a las y los menores para que estos anden fuera del horario establecido, y ellos acostados durmiendo el sueño eterno mientras sus hijos están metidos en el corredor de la muerte (la calle).
En oportunidades son estos menores quienes salen en la noche a la calle del medio a buscar que comer a los padres que le esperan en sus hogares, ¿si esto no es irresponsabilidad dígame usted como le podemos llamar?
No quiero dejar de mencionar tres puntos que para mi son sumamente peligrosos para los menores y por la cantidad de ingesta de alcohol los fines de semana se convierten en antros de perdición: Boulevar de Sabana Perdida, allí la proliferación de centros de bebidas ha crecido como las jovencitas embarazadas.
En Villa Mella las discotecas de mala muerte, los centro de bebidas, en donde la prostitución, el lesbianismo, las drogas, están a la vista de todo el mundo y nadie hace ni dice nada.
Y por último foco son las grandes plazas comerciales donde las menores en muchos casos vestidas de uniforme escolares se pasean en busca del mejor cliente, para ofrecerle sus servicios sexuales a espalda de sus padres, y poder obtener un buen dinero y vivir su fantasía.
No permitamos que nuestra juventud termine en el derrotero, asumamos nuestro rol como padres de familia, supervisemos su comportamiento, las tareas, su lenguaje, con quien se junta, qué habla por computadora, cómo se comporta en la casa, en la calle, en definitiva cuál es su código como ser humano, para que podamos corregir antes que sea demasiado tarde.
Cifras alarmantes son presentadas casi a diario en los distintos medios de comunicación de la República Dominicana de hechos vandálicos en la que están envueltos menores de distintos sexos, sin que hasta el momento se hayan tomado los correctivos de lugar.
Pero ahí viene la pregunta ¿Quiénes son los culpables del comportamiento de estos menores?.
Es bien sabido por todos, que en los distintos barrios de la capital y el interior del país la proliferación de los llamados colmadones, drean, billares, bulevares, casa de citas, espacios libre de prostitución, chicas celulares, fiesta del semáforo, baile de la espuma, junto a las páginas calientes en la que ofrecen sus servicios sexuales, son parte de estas actuaciones de los llamados menores.
Pero hay un fenómeno que desde las estructura del Estado no se esta tomando en cuenta y no deja de ser la piedra angular de todo este problema y que hay que llamar a la atención es “La Familia”, desde hace varias décadas a los menores los padres lo han soltado para que se defiendan en las calles, en muchos casos lo tienen como chivos sin ley, no le dan seguimiento diario a sus comportamientos.
Padres irresponsables les entregan las llaves a las y los menores para que estos anden fuera del horario establecido, y ellos acostados durmiendo el sueño eterno mientras sus hijos están metidos en el corredor de la muerte (la calle).
En oportunidades son estos menores quienes salen en la noche a la calle del medio a buscar que comer a los padres que le esperan en sus hogares, ¿si esto no es irresponsabilidad dígame usted como le podemos llamar?
No quiero dejar de mencionar tres puntos que para mi son sumamente peligrosos para los menores y por la cantidad de ingesta de alcohol los fines de semana se convierten en antros de perdición: Boulevar de Sabana Perdida, allí la proliferación de centros de bebidas ha crecido como las jovencitas embarazadas.
En Villa Mella las discotecas de mala muerte, los centro de bebidas, en donde la prostitución, el lesbianismo, las drogas, están a la vista de todo el mundo y nadie hace ni dice nada.
Y por último foco son las grandes plazas comerciales donde las menores en muchos casos vestidas de uniforme escolares se pasean en busca del mejor cliente, para ofrecerle sus servicios sexuales a espalda de sus padres, y poder obtener un buen dinero y vivir su fantasía.
No permitamos que nuestra juventud termine en el derrotero, asumamos nuestro rol como padres de familia, supervisemos su comportamiento, las tareas, su lenguaje, con quien se junta, qué habla por computadora, cómo se comporta en la casa, en la calle, en definitiva cuál es su código como ser humano, para que podamos corregir antes que sea demasiado tarde.
El
autor es Periodista
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