Especial para
Pluma Libre
De la moringa se aprovecha prácticamente todo, pero
donde realmente adquiere una importancia decisiva es en la alimentación. El carácter
“milagroso” de su poder nutritivo se debe a que es una especie que exige poco
cuidado agrícola, crece rápidamente (hasta alcanzar entre tres y cinco metros
en un año) y es resistente a la sequía.
Esta última característica, unida al bajo coste de producción,
convierte a la moringa en un cultivo más que aconsejable en las extensas zonas
desérticas o semidesérticas del trópico africano, donde existen graves
problemas de hambre, desnutrición y subalimentación.
La moringa ofrece una amplia variedad de productos
alimenticios, ya que todas las partes de la planta son comestibles: las vainas
verdes (parecidas a las legumbres), las hojas, las flores, las semillas
(negruzcas y redondeadas) y las raíces son muy nutritivas y se pueden usar para
el consumo humano por su alto contenido en proteínas, vitaminas y minerales.
Las hojas de moringa tienen grandes cualidades nutritivas.
Según un estudio de la FAO, el contenido de
proteínas es del 27 por ciento (tanto como el huevo y el doble que la leche) y
tiene cantidades significativas de calcio (cuatro veces más que la leche),
hierro, fósforo y potasio (tres veces más que los plátanos), así como vitamina
A (cuatro veces más que las zanahorias) y C (siete veces más que las naranjas).
La semilla contiene un 40 por ciento de aceite, que
es de alta calidad, poco viscoso y dulce, con un 73 por ciento de ácido oleico,
similar al aceite de oliva. Para cocinar es necesaria la leña, que igualmente
proporciona la moringa, con una densidad media de 0,6 y un poder calórico de 4.600
kilocalorías por kilo.
Dado que las hojas de moringa se pueden recoger
durante las épocas secas, cuando no hay otros vegetales disponibles, su valor
nutricional es decisivo en áreas donde la seguridad alimentaria puede verse
amenazada por períodos de sequía, como ocurre en vastas regiones del continente
africano.
Es una planta en rápida expansión en España y en
todo el mundo. Se buscan fincas de entre 10 y 50 hectáreas, para el cultivo de
semillas de Moringa, dirigidas a la producción de biodiesel y aceite, de
forraje y hojas. Invernaderos de más de 2.000 m2, para la producción de
plántulas y plantas medicinales. En alquiler o en explotación a porcentaje
sobre la producción de Moringa, garantizando la compra de toda la cosecha.
La
Moringa en la medicina científica moderna
Las flores: Un
compuesto encontrado en las flores y las raíces del árbol de Moringa, pterygospermin, tiene poderosos efectos
antibióticos y fungicical (Das et al., 1957). Las flores pueden comerse o
usarse para hacer té. En Haití, el té de las flores se toma para los
resfriados. Las flores proporcionan buenas cantidades de calcio y potasio;
también brindan todo el año una fuente de néctar para las abejas.
Cápsulas
concentradas de Moringa
Muchas de las vitaminas, minerales y aminoácidos son
muy importantes para la dieta saludable. Un individuo necesita de suficientes
cantidades de vitaminas, minerales, proteínas y otros nutrientes para el
desarrollo físico y el bienestar. La deficiencia de algunos de estos nutrientes
ocasionan problemas de salud.
Algunos de los problemas causados por su deficiencia
en la dieta son bien conocidos: escorbuto, causado por la carencia de vitamina
C; ceguera nocturna, causado por la falta de vitamina A; kwashiorkor, producido
por la carencia de proteínas; anemia, causado por la carencia de hierro.
Otros problemas de salud son causados por la
carencia de vitaminas o minerales los cuales son poco conocidos, pero todavía
esenciales para las personas y sus funciones corporales. Ahora con las capsulas
de Moringa - 100% naturales - se pueden corregir muchas patologías y se
considera esencial como complemento alimenticio para todos.
La
moringa: ¿un nuevo “superalimento”?
La bibliografía sobre la composición de la moringa
informa de que el polvo seco que se obtiene de sus hojas es muy rico en
proteínas (27% en peso), vitamina A, calcio (2 g por 100 g de polvo de hoja
seca), potasio y vitamina C (17 mg por cada 100 gramos).
En el ámbito de la ciencia experimental, de la
medicina basada en la evidencia, los estudios desarrollados hasta el momento,
in vitro y con animales de experimentación, llegan a las mismas conclusiones
que el conocimiento empírico. Se confirman sus acciones cardiotónicas y
cardiocirculatorias, antihipertensivas y diuréticas, antiinflamatorias y
antiespasmódicas, de mejora del control de la diabetes, de reducción del
colesterol.
Una revisión llevada a cabo por el Departamento de
Química de la Universidad de Agricultura de Faisalabad, en Pakistán, recoge
detalles interesantes de la composición fotoquímica de la planta. Está destaca
por un perfil de minerales abundante, es buena fuente de aminoácidos y de
proteínas, vitaminas, betacaroteno y antioxidantes de distinta naturaleza, como
diferentes compuestos fenólicos (zeatina, quercetina, beta-sitosterol, ácido caffeoylquinico
y kaempferol).
Propiedades
de la moringa por partes
Al árbol de la moringa se le saca mucho provecho
como planta medicinal. Su creciente interés científico se explica por la
composición variable y particular de fitoquímicos de cada parte: las raíces,
las semillas, las hojas, la corteza, los frutos, las flores y las vainas.
El aceite extraído de la semilla tiene una variedad
y complejidad de esteroles (kaempferol, campesterol, estigmasterol,
beta-sitosterol, /\5-avenasterol y clerosterol, entre otros destacados) que
marcan la diferencia con respecto a la mayor parte de aceites convencionales
comestibles.
Esta particular composición, junto con un perfil
interesante de ácidos grasos (abunda el ácido oleico, al igual que en el aceite
de oliva) y su riqueza en diferentes tocoferoles (alfa, gama y delta) o tipos
de vitamina E antioxidante hacen valioso al aceite y las semillas de moringa
para usarlos como complemento hipocolesterolemiante.
De las vainas y las hojas de la moringa, con las que
se puede elaborar jugo, se han aislado compuestos de naturaleza diurética y con
propiedades para reducir la presión arterial y los lípidos plasmáticos.
El extracto crudo de las hojas de la moringa tiene
una significativa acción para reducir el colesterol alto en ratas alimentadas
con una dieta con alto contenido en grasas, una acción que puede atribuirse a
un fitosterol, el beta-sitosterol. El uso tradicional que se da a las hojas
también es el de una verdura, que se añade a las preparaciones culinarias.
Además, se ha comprobado que el fruto tiene efectos
hipocolesterolemiantes en animales de experimentación. Esta combinación de
fitoquímicos explica la buena respuesta que se obtiene del uso de la moringa en
los trastornos cardiovasculares.
Del extracto de la corteza del árbol se han
reportado propiedades antifúngicas. El jugo de la corteza muestra efecto
antibacteriano frente a Staphylococcus aureus, mientras que el jugo de las
hojas frescas ha demostrado inhibir el crecimiento de microorganismos patógenos
para los seres humanos (Pseudomonas aeruginosa y Staphylococcus aureus).
Su riqueza en aminoácidos esenciales (arginina,
histidina, isoleucina, leucina, lisina, valina, metionina, triptófano,
fenilalanina, treonina) en las hojas y en las vainas de la moringa hace que se
valore como un complemento dietético idóneo para reforzar el estado nutritivo y
aumentar el apetito. A esto se suma la riqueza de nutrientes esenciales, como
la vitamina A, la vitamina C y el calcio, difíciles de encontrar en alimentos
cotidianos en muchos de los países donde el árbol es nativo.
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