Andrés Gabino Concepción (Tite)
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Querido compañero:
Le estoy enviando
una sugerencia que desde la época del padre del faraón Rances II en Egipto
muestra su momia que murió sin dientes, fruto de una Paradentosis (Piorrea).
Lo mismo le sucedió
al presidente de Estados Unidos George Washington que perdió todos sus dientes
y le colocaron la primera prótesis dental que conoce la historia.
Otra víctima de la
piorrea fue Trujillo. El preparó un equipo dental en el Palacio Nacional y le
fabricaron su prótesis dental.
Eso demuestra que
perder la dentadura le puede suceder al poderoso, como al más simple de los
mortales. Al rico como al pobre. El rico puede ir donde un odontólogo y buscar
los dientes que perdió, el pobre y muy pobre no.
Las caries dentales
son la segunda enfermedad de la humanidad, apareció primero que el hombre como
lo demuestra un dinosaurio que está en el museo de la ciudad de Ebelta, Canadá,
que exhibe en uno de sus molares una carie dental que cabe un hombre
sentado.
Está demostrado que
una persona de 75 años de edad, con sus dientes sólo asimila el 50% de lo que
come. El que no tiene dientes le abre la puerta del cementerio con sólo un 25%
asimilado, porque tiene que tener un estomago con dientes, primero tiene que
triturar en el estomago los alimentos que se traga y luego digerirlo con sus
consecuencias negativas.
Compañero Danilo el
problema del dominicano pobre muy pobre, no sólo es que tiene que hacer el
sacrificio para buscar qué comer, sino que también no puede comerse lo que
consigue por no tener sus dientes.
En toda la historia
de salud pública nadie se ha ocupado del que no tiene dientes. Es un marginado
social que sólo tiene derecho de ir con el dolor de las piezas dentarias al
hospital a dejarlas en el zafacón del dentista sin que vuelva a su boca jamás.
Deténgase a mirar detenidamente
a un anciano sin dientes: su rostro se ve disminuido, la cara muestra una ida a
destiempo al cementerio, la tristeza lo delata, se siente como que llegó a su
final.
El anciano pobre
que recupera sus dientes sonríe a mandíbula batiente, se siente seguro al
hablar, no tiene complejo. Es un ser humano rescatado en su sociedad. Igual le
pasa al joven que recupera sus dientes.
Los jóvenes pobre y
muy pobres de esta sociedad viven como desechos sociales, por la falta hasta de
un sólo diente, se convierten en resentidos sociales, acomplejados, no
participan en el sector donde viven.
Hay una forma para
resolver las huellas del pasado, recuperar la faz de la cara, disminuir las
arrugas, recuperar la sonrisa, verse menos viejo, poder triturar los alimentos
que dejó de comer hace años por no masticar aunque fueran sus alimentos
favoritos en su juventud.
Nadie se considera
viejo emocionalmente, pero al perder sus dientes el espejo lo descubre.
Compañero Medina
vamos a crear el departamento de prótesis dental para devolverle la alegría a
ese viejo que tanto luchó por el país que usted sueña.
El autor es Dentista e Historiador
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