Párroco Franklin Mena
Franklin Mena |
Como
testimonio personal de mi propia familia, vi varias veces a mis padres
preocupados por una serie de deudas que ponían cabeza hacia abajo a cualquier
tipo de ambiente familiar y hasta las más honorables.
El
principio clave del buen administrador no es el que más bienes consiga, sino el
que invierte de acuerdo a lo que recibe, todo depende del sentido común para el
bienestar familiar y hasta la biblia lo dice, hay que sembrar buenas semillas
para cosechar buenos frutos, pues hay riesgo muy costoso en la economía que puede
hacer caer en bancarrota a la más honorable y distinguida familia. Y si hay algo de que adolecemos las familias de nuestro
pueblo es de una buena administración familiar.
He visto
persona que quieren conseguir un trabajo, pues ni siquiera tienen para comer,
cuando consiguen el trabajo ya tienen para comer, pero no se siente conforme
con la comida sino que comienzan a realizar gastos que superan la adquisición
de los bienes que adquieren por el trabajo conseguido.
Una vez,
un señor fue a la casa curial y me pidió que le ayudara a conseguir un préstamo
en un banco para poder sembrar una cosecha de un rubro agrícola, como sabía lo
que significa embarcarse en prestamos financieros, lo que hice fue enviarlo donde
un asesor de préstamos de un banco, cuando fue y le preguntaron que si tenía
empleo, qué entrada económica tenía en el mes y las respuesta fue que no tenía
entradas mensuales, sino que era un echa día, como lo conocemos en el argot
popular, pero que sí tenía una siete tareas de terreno cultivable, lo primero
que le dijeron fue que a los sacerdotes no lo aconsejaba de garante, pues lo
viven moviendo, y que si él no tenía ninguna otra entrada no le era factible
coger ese dinero, pues de inicio lo iba a invertir en necesidades que no iban con lo propuesto para el
préstamo por su realidad de pobreza, y que de paso hasta su tierra la perdería,
que lo aconsejable era que sembrara cultivos que no ameritara un préstamo, por
lo menos para subsistir.
Uno de los
problemas que hasta suicidio se han visto, es por la oleada de préstamos en el
que caen personas por decir que tienen las cosas, pero con pocas posibilidades
o ninguna para devolver lo asumido. Para qué intentar cargar con algo ajeno, pero
con deudas. Es bueno saber que coger prestado se convierte en una adicción, lo
bueno es no coger dinero prestado si usted no tiene una entrada económica que
pueda resolver cualquier quiebra por situaciones diversas; no todo ser humano
es capaz de enfrentar las crisis de una quiebra económica.
Una
familia estable, aunque con precariedades, es mejor, y no con abundancia y con
mortificaciones. Siempre es bueno hacer proyectos de gastos, con planificación,
pues lo que se planifica se hace con un objetivo claro y se analizan las cosas
y se suma y se restan o se dividen y si los resultados no se ven, pues se deja
para luego.
Tratar el
tema de la economía en este momento en que la iglesia reflexiona en torno a los
valores familiares es muy importante, pues las familias son muy atacadas por
este flagelo de una muy mala economía.
Los gastos
si no se planifican, mortifican, y la unión familiar es prioridad; las
tentaciones de separación o los movimientos migratorios para superar la parte
económica suceden a diario, y si hay que buscar causas de rompimientos
matrimoniales, éstas son realidades que han afectado de manera real.
Los vicios
son otros de las tantos males que aniquilan un buen ambiente económico de la
familia, hoy
no son pocos los que por sacar premios se viven gastando los pocos fondos
de los bolsillos y por olvidar preocupaciones de deudas se consumen vicios y
entonces se disminuye el poder adquisitivo familiar, hay que repensar el modo
de nuestras inversiones y recordar que sólo en familia y en fraternidad
cambiaremos la sociedad.
El autor es Párroco
Iglesia la Carmelita, la Vega
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