FRANKLIN MENA
Un nuevo gobierno y…
Todo ser humano que inicie un proyecto tan soñado, pregonado y deseado en una ejecución de índole presidencial, donde tantas medidas económica, de bienestar social se pueden tomar, es algo que miramos con ojos positivos y creemos en los deseos de nuestro pueblo, sobre todo de aquellos que no se escuchan sus voces, pero si se miran sus miles de necesidades.
Son evidentes las miradas que se entrecruzan entre el hambre y la decepción, por algunos que han pasado por tantos mandatos pero que no han satisfecho los deseos anhelados por una mayoría que siempre ve esfumarse su esperanza y malogrado sus ideales. ¿Cuándo llegará el día?
Nunca aceptaremos como valido que somos un país pobre, ni creo que somos tercermundista con tantos ricos, aunque siempre menos que los pobres, donde se paga tantos impuestos, donde se gasta en lo que no exige el pueblo como sus necesidades, sino que se invierte en la idea de un presidente que se apoya en ideas soñadas en noches de éxtasis llena de avaricias y deseos egoísta de enriquecimiento y así apoyar a su grupito.
Estamos al contrario en un país más, donde el Estado es un espacio de invertir sólo en obras que aseguren el enriquecimiento de los cercanos al presidente, que reparte sólo entre los que le apoyaron y que cumpliéndole a ellos cree que ya tiene sus obligaciones cumplidas con quien y a quien le prometió que gobernaría según la Constitución de la República sobre la cual juró.
¿Qué esperar? Hay quienes dicen que la esperanza se agotó, que se ha exterminado la fe en alguien que coloque sobre su pecho la bandera jurando servir, pues ya nos han acostumbrado a esperar lo no deseado y ver que para reclamar los derechos hay que alterar el orden con las llamadas huelgas que nada buena son como medios de reclamos social.
¿Qué esperar? Cuatro años siempre parecen poco para hacer lo necesario a favor de los más necesitados y siempre se ha visto como tema presidencial lo mal que hizo o dejó el otro, en este caso no esperamos que los trapitos salgan al sol, pues ambos, el que se va y el que llega, son del mismo grupo o partido, por ese lado creemos no esperar ese trágico discurso de lo malo que hizo o lo bueno que el otro no hizo, por lo tanto el discurso por lo menos variará y no habrá excusas de tratar ese tema sino se quiere más división de la que existe en el otro lado.
¿Qué esperar? Los viajes presidenciales no son malos, siempre y cuando no sean paseos vacacionales donde el séquito presidencial se gasta lo que puede ser invertido en bienes sociales, y sí esperar de los viajes presidenciales que la inversión extranjera logre adherirse al servicio nacional. También deseamos no observar el hecho de sólo oír a los poderosos y sus intereses, pues es a quien más caso se le ha hecho, ya que pueden manejar cualquier cosa y aquellos que nada tienen pierden importancia.
¿Qué esperar? Si hay algo con lo que un país no puede jugar es con la salud, los alimentos, el agua potable, la seguridad ciudadana y la energía eléctrica. Si queremos cambiar el modo de ser del Estado tenemos que luchar para que este logro se ejecute, unido a la fe en Dios podremos ver el inicio de un proceso diferente de gobernar y en familia y sociedad cambiaremos la sociedad. Felicidades país.
El autor es Párroco
Iglesia San Antonio de Padua
No hay comentarios:
Publicar un comentario