Las últimas medidas
de austeridad dadas a conocer por el presidente Medina, han evidenciado la
pretensión de querer realizar un ejercicio gubernamental diferente al que nos
tienen acostumbrados. El querer crear la necesidad de prudencia
y compromiso en el ejercicio honesto de la administración pública, corresponde a lo planteado por el
mandatario.
Estas
disposiciones destacan, que lo que se quiere relucir en el ejercicio de una
función pública es la disposición de servir, pues ninguno debe asumir un cargo por
los beneficios que conlleva, más bien por la responsabilidad que se debe asumir
con la nación.
Recordemos que argumentos
similares a estos, fueron proclamados por el ex presidente Leonel Fernández en
el 2004 y el 2007, con la ley de
austeridad, los cuales fueron vulnerados; y que al igual que las pasadas, estas
disposiciones disfrutado de buena aceptación, tanto en la opinión pública como
de los diferentes sectores, con la única expectativa de que se lleven a cabo.
Pero esto no
se logra implementando un simple discurso, más que con palabras se logra con
hechos, con acciones y mano dura, y sobre todo con el respaldo que amerita
por parte de los que forman parte de su
gabinete.
Esto se logra,
demostrando al país que los cambios propuestos son verdaderamente ejecutados,
manifestando de este modo, que tienen el desafío de causar innovaciones
ante la ciudadanía, que ávidamente lo demanda.
El nuevo
mandatario ha dado una muy
buena señal de pretender incrustar la austeridad en el Estado, pero no bastan las
buenas intensiones, el presidente a lo mejor la tenga, pero abría que ver la
disposición de sus subordinados.
Es bueno reiterar lo pronunciado
por el propio Danilo: “Ya es hora de que se borre con los hechos la imagen de
que todo el que va al Estado es un corrupto, que es necesario que se adecente
el ejercicio de la política y la conducción del Estado”.
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