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domingo, 13 de enero de 2013

Utopías en Navidad.

Tony Pérez. 
En medio del jolgorio que destapan las fiestas de fin de año, algunos deseos me martillan, y los expongo para su consideración a manera de propuestas:

- Que se levante un movimiento social tan grande y sostenido como el del 4% por ciento del PIB para la educación pre-universitaria, en contra del desastre en el tránsito vehicular y peatonal en República Dominicana.

En principio todos los días, y luego una o dos veces al mes, nos apostaríamos en las esquinas de las ciudades para abuchear y sacar la lengua a los chóferes del transporte público de pasajeros y conductores privados que anden zigzagueando y violando la ley de tránsito…

Y agarrar por las orejas a transeúntes holgazanes e inconscientes que evadan los cruces peatonales y las franjas blancas dispuestas para ellos y se desplacen en cualquier dirección para acortar distancia. O por lo menos obligarlos a que cumplan con las normas.

Mejor si nos acompañamos de muñecos, bien grandes y coloridos, para que la vergüenza sea mayor.

–Que armemos un ejército de paz por barrio, por residencial y por cada avenida para descubrir a los delincuentes callejeros y de saco y corbata de todos los colores, incluidos los “independientes”, a sabiendas de que estos últimos prohíjan a los primeros y hasta matan más. Sólo que la sociedad los tipifica como serios.

- Que formemos un gran frente contra los sucios de todas las clases sociales que llenan con basura las calles de sus vecindarios y las avenidas y carreteras.

- Que elaboremos un álbum de la corrupción que abarque desde Trujillo hasta Danilo Medina, pasando por Bosch, Caamaño, el Triunvirato, Balaguer, Guzmán, Majluta, Jorge Blanco, Hipólito Mejía y Leonel Fernández. Que se imprima fotografías de todos los personajes de la política, el empresariado, las iglesias y demás sectores sociales matrimoniados con el robo del erario o la perversión de la sociedad, para ser presentadas durante un acto multitudinario en el Estadio Olímpico.

Con eso me conformaría por ahora. Ah, serían innecesarios los 99 mil 600 millones de pesos consignados para educación en el Presupuesto y Ley de Gastos Públicos del 2013, porque no es condición sine qua non ser un escolarizado para exhibir aunque sea 4% de educación doméstica y ciudadana. Bastaría una buena dosis de responsabilidad, buena voluntad y sinergias. Si hay dudas sobre las probabilidades de este atrevimiento, preguntémosles a nuestros viejos y nuestras viejas, si no lo hacían bien pese a ser víctimas de la exclusión social.

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