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domingo, 13 de enero de 2013

Energía Matinal.

Carlos Sosa.

 Quiero creer que voy a mirar este nuevo año como si fuese la primera vez que desfilan 365 días ante mis ojos.
Paulo Coelho

Los comienzos son soles matinales, luego se convierten en días cargados de inconvenientes.  El día es un comienzo, el año nuevo es un comienzo, las relaciones nuevas son luz del día y en todo, aplica ponerle gotas de sabiduría. Para todo el despertador, o la alarma, (nos pone a tono con los compromisos) procura que no haga mucho escándalo, es tu despertador no el de quien se quiere quedar durmiendo.

La agenda;  es vital para programarnos, que hacer, cómo y cuándo, durante el té o el café la revisamos y es rechulo. Informarnos, salir a la calle sin saber cómo está el mundo, nos arriesga a que tengan que darnos noticias “los desinformadores”.  Este inicio es prometedor, no obstante evitemos morir con las horas, con el día a día y con sus adversidades,  “las ilusiones son las únicas armas invisibles que se materializan cuando hay coraje”. Evitemos morir, espiritualmente.

¿Quién muere?

Muere lentamente quien se transforma en esclavo del hábito, repitiendo todos los días los mismos trayectos, quien no cambia de marca, no arriesga vestir un color nuevo y no le habla a quien no conoce.

Muere lentamente quien hace de la televisión su gurú. Muere lentamente quien evita una pasión, quien prefiere el negro sobre blanco y los puntos sobre las íes a un remolino de emociones, justamente las que rescatan el brillo de los ojos, sonrisas de los bostezos, corazones a los tropiezos y sentimientos.

 Muere lentamente quien no voltea la mesa cuando está infeliz en el trabajo, quien no arriesga lo cierto por lo incierto para ir detrás de un sueño, quien no se permite por lo menos una vez en la vida, huir de los consejos sensatos.

Muere lentamente quien no viaja, quien no lee, quien no oye música, quien no encuentra gracia en sí mismo. Muere lentamente quien destruye su amor propio, quien no se deja ayudar.

Muere lentamente, quien pasa los días quejándose de su mala suerte o de la lluvia incesante.

Muere lentamente, quien abandona un proyecto antes de iniciarlo, no pregunta de un asunto que desconoce o no responde cuando le indagan sobre algo que sabe.        

Evitemos la muerte en suaves cuotas, recordando siempre que estar vivo exige un esfuerzo mucho mayor que el simple hecho de respirar.

Solamente la ardiente paciencia hará que conquistemos una espléndida felicidad.

El autor es Educador
carlos.sosao@minerd.gob.do

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