Pages - Menu

Pages - Menu

Pages

domingo, 18 de noviembre de 2012

No permitas que además de tus riquezas te quiten tu felicidad.

Franklin Mena

Franklin Mena

No sería difícil de entender por lo que estamos pasando los dominicanos, herencia de unos dirigentes políticos no convertidos a Cristo, pero sí arropados e  inundados de una avaricia y una necedad, pensando como el rico que el evangelio de Lucas llama Necio, pues piensan muy diferente a la realidad; pero aunque los hombres no te pidan cuentas, hay alguien que todo lo ve y que no pasa por alto las injusticia de los que maltratamos y herimos a los más débiles e indefensos.

Esto es lo que tenemos para este artículo, donde ya los más maltratados no encuentran piel para arroparse por la inclemencia de la tempestades económicas que en todos los periodos de administración pública vemos como las películas que nos tiene acostumbrados a ver los necios político de nuestra historia.

Pero esta reflexión parecería un tanto “no me importa”, no es lo que queremos dejar dicho, pero soy más creyente de la justicia divina que de todo el aparato judicial que los mismos creadores de la corrupción han hecho.

Quiero hacer mención  a un texto bíblico donde Jesús dice “al que te pide la túnica, dale también el vestido”, lo digo pues, porque elegimos los  mismos que serán nuestros tiranos. A diferencia de nuestro Dios que promueve “el que quiera ser el primero que sea servidor, pues yo no he venido a ser servido”. 

El objetivo del Dios que nos creó es hacer posible en el hombre sus realidades, que superan todo lo que el mismo instituyó, para el disfrute del propio ser humano hecho durante la creación.

Un mañana me dirijo a un campo muy pobre de una comunidad, a celebrar una eucaristía, que es la oración o encuentro que hacemos o realizamos los católicos, eran cerca de la 12 p.m., y mientras caminaba, pues tuve que dejar el vehículo y atravesar el campo caminando, me sorprendió ver un niño, a esa misma hora, comiéndose un pedazo de lechosa criolla con todo y semilla, y me dije a mi mismo, ese pedazo de lechosa es la comida de ese día para ese niño y me sentí apenado pues no es suficiente a esa edad comer solamente ese pedazo de fruta, sabiendo que amerita otro alimento para su nutrición, pero después por el camino pensé, pero lo importante es que encontró algo que por un poco de tiempo le dio felicidad, y el mismo Jesús le dice a Marta en el evangelio cuando le visita a su casa, que nadie le iba a quitar su felicidad.

Podemos creer que la felicidad es dependiente de realidades y no, todos los seres humanos  tenemos con qué poder descubrir la felicidad; dice Job “desnudo naci y desnudo volveré a la tierra”.

Parecería que estoy predicando una alabanza al modo con que nuestros líderes políticos nos roban y  maltratan nuestra economía, y sobre todo que nos bajan, con su modo de ser, de la cumbre de más alta esperanza, pero es ya muy sabida la idea de que maldito el hombre que cree alcanzar la felicidad en las cosas creadas.

La felicidad no trae extremidades inferiores ni superiores, o sea, no transita con extremidades de manos o pies para depender de espacio o de circunstancias para ejercer su función en el corazón del ser humano que le promueven y le buscan, ser feliz depende de que tú te lo propongas aun cuando exista tu sólo ser, claro está con el ser más especial, con Dios.
                                                                                      El autor es Párroco
             Iglesia la Carmelita, la Vega

No hay comentarios:

Publicar un comentario