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domingo, 18 de noviembre de 2012

Apriete de tuerca, Miranda en la mira de los dioses.

Tony Pérez

Tony Pérez

Nacido y criado en una provincia minera, me he forjado una conciencia de acero sobre lo inútil que resulta para los pueblos la explotación de las entrañas de sus montañas, por ricas que éstas le parezcan al poder establecido.

Pedernales, en el suroeste de la frontera domínico-haitiana, estaba preñada de bauxita, caliza y quién sabe cuántos minerales más. En los años 40 del siglo XX, los exploradores estimaron en 54 millones toneladas de la materia prima del aluminio. Pero ya a mediados de los ochenta, cuando se marchó la explotadora de tales recursos, Alcoa Exploration Company (subsidiaria de la súper poderosa Aluminium of America, de Estados Unidos), sólo quedaron 14 MM de toneladas desparramadas en lo alto del Baoruco al ser consideradas poco rentables para el negocio del momento.

Después llegó la Ideal para terminar “la obra”, y todo fue peor. Pronto el Gobierno autorizó a la colombiana Cemento Andino para que se instalase allí con todos los poderes. Y allí se ancló Cementos Andino Dominicano, a la nariz de la hermosa playa de Cabo Rojo y en el entorno de la hermosa Bahía de las Águilas, y la depredación y la contaminación han sido catastróficas. Tanto como los salarios míseros, los horarios de trabajo que violan los derechos humanos y el desprecio incomparable de sus ejecutivos por los nativos. Ni por asomo exhiben la inteligencia, la decencia y la empatía del gerente general y el gerente de comunicación de ALCOA, Patrick N. Hughson y Víctor García Álvarez, apaciguadores naturales de ánimos exaltados.

Hoy, exprimidas sus riquezas mineras y con el latrocinio de Bahía de las Águilas en pie, Pedernales es una de las provincias más pobres del país, pese a que las vidas de sus 20 ó 25 mil habitantes se resuelven con poquito de lo mucho sustraído a sus tierras.

Por eso, cuando me hablan de explotar a Miranda, la loma que llaman el último pulmón del Cibao central, prefiero ni escuchar. No creo –ni creeré–  en “canciones de cuna”, aunque las interpreten millares de voces mediáticas celestiales aceitadas por don dinero.

Tampoco a la ONU a través de su PNUD. No me importa que doña Miranda no sea fuente de ríos y balnearios importantes; ni hábitat de aves y otras especies nativas; ni hogar de una flora envidiable. Ni que esté ahuevada con níquel, diamante, oro, cobre, plata… O que sea una montañita desnutrida, intrascendente para la vida.

Estoy en desacuerdo –y estaré–  hasta que la aspirante a explotarla (multinacional Xstrata Nickel o Falconbridge), o quien sea, me presente a un sólo pueblo del país que haya visto, al menos en fotografía, al susodicho desarrollo tras la explotación de sus minerales. Puede comenzar, si lo desea, por la provincia Monseñor Nouel, donde ella opera; seguir por su vecina Sánchez Ramírez, cuyo promontorio de oro ha sido colocado en la bandeja de la Barry Gold…

Si no son villas miseria y modelos de naturaleza enferma, entonces cambiaré de opinión. Tendrán un periodista militante a favor de su causa.

tonypedernales@yahoo.com.ar
Extraído: www.noticiassin.com

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